29 de junio de 2009

El llamado

Soñar es pasar por diferentes estados de ánimo, es desquitar tus más profundos enojos con la vida y con los otros, es dejar fluir tus más intensas pasiones, abrir la caja de los temores y dar rienda suelta a los terribles fantasmas que te aquejan, que te atormentan, a las culpas, los orgullos, las alegrías y los deseos, así es soñar.

Que alguien te hable en sueños es escuchar el pensamiento de otros, aquello que no se atreven a comunicarte no sólo en persona sino tampoco por otros medios, es conectar tu mente con la de alguien más, adentrarte en ella y buscarte a ti, encontrar el espacio que en ella ocupas y cómo te ve, cómo te percibe, qué tanto te ama o qué tanto te odia, si te extraña, si te quiere cerca. Unir los pensamientos con otra persona mediante los sueños es invocarse uno al otro, es llamarse en sueños mutuamente, decirse te necesito sin comprometerse pero al mismo tiempo actuando, y funciona por más que alguno de los dos se oponga a ello, funciona. Los sueños no mienten, nunca mienten, ante ellos nadie, ninguna persona puede negarse, es por eso que se escriben en el inconsciente, porque ordenan, nos llevan a tomar decisiones, a actuar.

Nos llamamos y ahora estamos escribiendo una segunda parte en esta historia ¿Seremos tan necios como para no entender que nuestros pensamientos están ligados? ¿Seremos tan tontos como para dejarnos ir nuevamente? Esperar es lo que nos queda, escuchar con paciencia qué es lo que nuestros sueños nos quieren decir…

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