3 de noviembre de 2009

Reflexión bajo el clima de otoño

De pronto miré a mi alrededor y me di cuenta de que las mujeres somos quienes ponemos la parte bonita y estética a la vida.

Llenamos todo de color y vida, sabemos apreciar los colores, las formas, aprovechar los espacios. Convertimos en intimidad hasta lo más simple con un detalle mínimo. Utilizamos luces, cuadros, telas, texturas, estampados para apropiarnos de los lugares y que sean un reflejo de nuestra propia alma.

Imaginé de pronto una casa sin mujeres y todo parecía gris, triste, sin vida, no necesariamente sin un orden, pero hacía falta alegría, luz… no creo que los hombres no tengan un sentido de la estética, es sólo que no lo valoran igual que las mujeres. Es sólo que no lo valoran hasta que no tienen una mujer a su lado y la pierden…

3 de septiembre de 2009

¿Negación o aceptación? yo diría más bien Contradicción

¿Por qué algunas lesbianas pierden todo el sentido de su femineidad e intentan a toda costa parecerse a un hombre en su aspecto físico?
Empiezo con esta pregunta porque no logro entender por qué si en estos tiempos hay mayor apertura en cuanto a manifestar libremente las preferencias sexuales, algunas lesbianas transitan por las calles de nuestra ciudad ocultando sus pechos detrás de camisas sumamente holgadas, escondiendo las líneas de su cintura y sus caderas con pantalones que no les hacen ninguna forma. He notado también que pierden la gracia al caminar y no demuestran la menor delicadeza en sus movimientos.
Aclaro que esto es mera percepción, en realidad no pretendo expresar juicios de valor negativos hacia las mujeres con preferencias sexuales distintas a las mías, ni críticas negativas u ofensivas que denigren su integridad. De antemano pido disculpas si alguien se siente ofendido, no es mi intención que así sea.
Tampoco tiene que ver con la igualdad que plantea el feminismo, pues soy más partidaria de la equidad, ya que por naturaleza humana, somos diferentes no sólo en el aspecto físico, sino también en cuanto a capacidades y habilidades. Para mi se entiende mejor cuando pienso en hombre y mujer como un complemento más que en opuestos (no me estoy limitando sólo a la condición de género, sino que hago referencia a roles dentro de una pareja) .
Para mi no hay nada más hermoso que el cuerpo femenino, sin importar su voluptuosidad, ya que por naturaleza, es atractivo. Es verdad que la sensualidad no representa ninguna habilidad, sino que se manifiesta de manera natural, pero también es cierto que toda mujer es capaz de explotarla, aún siendo homosexual.
¿Qué encuentra de satisfactorio una mujer en asumir la apariencia de un hombre?
En lo personal, considero que el hecho de sentirse atraída hacia otras mujeres, no debe implicar adoptar formas de vestir o de actuar como hombres, menos cuando ha habido una lucha en contra de la discriminación y los derechos de los homosexuales. Desde mi punto de vista, hacerlo representa utilizar un disfraz para ocultarse a sí mismas, lo cual resulta contradictorio en relación con aquello por lo que están luchando.
Reconozco que aún hay cerrazón en este sentido, pero lo que intento plantearme es: ¿por qué estas mujeres adoptan una imagen masculina, alejándose de su naturaleza femenina o renunciando a ella?. Me parece que finalmente la naturaleza es la que determina su homosexualidad y por lo tanto, no se puede ir en contra de ella.
Se dice por ahí que las mujeres buscamos siempre competir con otras mujeres, que nos arreglamos para ellas, para que nos admiren o para que nos envidien. Opinión que en lo personal no comparto, pues considero que una mujer que cae en este tipo de acciones, no está alimentando su propia femineidad, sino la de otras mujeres, quedándose cada vez má vacía de sí misma.
Pero si esto fuera cierto, entonces me surge la siguiente duda: si las lesbianas intentan generar que otras mujeres se enamoren de ellas ¿no se supone que deberían prestarse más atención y procurarse para lucir hermosas para lograr atraer a otras mujeres? Me parece una gran contradicción que estas mujeres busquen parecerse a un hombre para que otras mujeres se fijen en ellas.
Posiblemente estoy cayendo en la frivolidad, pero como lo dije anteriormente, esto sólo es mi percepción.

1 de septiembre de 2009

Hechicera

Mujer que no te das cuenta de tu poder, de tu magia, de tu atracción. Eres esencia, autenticidad, única entre todas las que transitan por ahí, por el mundo buscando ser y parecer, estar a la moda, mostrarse, definirse, reafirmarse.
Tú sólo eres, tienes un gran imán, te renuevas, cambias de piel para sentirte nueva, rejuvenecida. Eres luz, eres un camino con los paisajes más hermosos, campos amplios, verdes, aire fresco donde uno reposa, donde uno sólo es.
Eres movimiento, energía, magia... no te quieres dar cuenta de eso.
Todo representa incógnita, misterio, eres curiosa, cautelosa, te sientas a resolver el mundo desde tu sillón y frente a una bola mágica. Casi nunca te equivocas cuando se trata de intuición... no te gusta vivir engañada.
Eres un as de luz que atrae con una belleza y sensualidad mágica, inesperada, y en ocasiones impenetrable. Eres adorable, real, y al mismo tiempo lejana e inalcanzable, eso radica en saber lo que quieres y lo que mereces.
Te dedicas tus propios placeres para disfrutarlos mientras llega alguien con quien los puedas compartir... y va a llegar, seguro va a llegar.
Alimentas tu femineidad día a día con detalles, con estar pendiente de ti, cocinando pensamientos para que las cosas sucedan tal y como las concibes en tu mente, el ingrediente que pone el toque ideal: sólo una pizca de corazón, es lo que da pie a las fantasías.
Caminas por la calle con seguridad hilando ideas que llegan una tras otra convertidas en rosas rojas, el movimiento de tus caderas, tu cadencia al caminar roba miradas que percibes pero a las que no prestas atención... eres tú, es tu momento.

11 de agosto de 2009

La gran mentira

Nunca esperé sentir lástima por la gente y menos por una persona cercana a mi. Por lo regular, procuro evitar este sentimiento analizando las razones por las cuales un ser humano podría comportarse en cierta manera o atravesar por momentos difíciles y más allá de la lástima, sentir ira, alegría o sólo indiferencia por su condición,.

Tampoco esperé llegar a sentir lástima por alguien que en algún momento de mi vida admiré o que me acompañó en lo que fueron las etapas más felices y al mismo tiempo más cruciales de mi existencia.

Llamó por teléfono un domingo casi a la media noche, lloraba desesperada, apenas y le entendía lo que intentaba decirme entre lágrimas y sorbiéndose los mocos. Hacía casi un año que había tomado la decisión de alejarme de ella por haberse convertido en una de las personas que no aportan nada positivo a mi vida.

Guardé su recuerdo en lo que llamo "el baúl de los olvidados" para no volver a manchar la bonita imagen que podía recuperar de mi memoria dejando de lado las malas experiencias que terminaron por deteriorar nuestra amistad. Crecimos juntas, nuestras maneras de pensar y de ver la vida eran muy similares, como lo eran también nuestras soledades. Siempre nos llevamos bien, hasta que la envidia, la competencia mutua y las malas intenciones se apropiaron de nuestras personalidades junto con la madurez que se supone debe traer consigo la edad.

Comenzamos a ir por caminos muy diferentes, tanto, que terminaron por abrir un abismo interminable entre nosotras, cada vez que intentábamos retomar la amistad, era peor, su presencia para mi resultaba insufrible, ni siquiera teníamos ya la capacidad para comunicarnos mutuamente.

Le dije que podía llegar a mi casa para platicar del rompimiento con su novio de muchos años, al que supuestamente amaba y adoraba con toda su alma, pero que al final, sólo le servía como un escudo más para herir y pisotear a los demás como usaba cualquier experiencia bonita que ocurría en su vida.

Recuerdo que en algún momento me dijo que no le gustaba que yo fuera amiga de su novio y que le molestaba infinitamente porque creía que yo la iba a traicionar. También me dijo que no toleraba en absoluto que los amigos del chico me tuvieran en muy buen concepto, que me aceptaran en su grupo y que constantemente estuvieran al pendiente de mi. Al parecer, a esas alturas ya no soportaba absolutamente nada que tuviera que ver conmigo. Esto y otras cosas, resultaron las razones por las cuales decidí alejarme de ella, creo que una amiga no puede llegar a odiarte a ese grado.

Llegó a casa en un estado de ebriedad tal, que se reía sola y lloraba al mismo tiempo, cuando abrí la puerta, no di crédito a la manera tan exagerada en la que había subido de peso y lo descompuesta que estaba. Se había abandonado completamente, nunca fue una persona que se preocupara demasiado por su cuidado personal, pero había llegado a tener tanta obsesión por mantener un estilo de vida sano, que incluso se volvió vegetariana. Ahora no quedaba ni una pizca de esa persona.

Como era natural para mi, preferí no hacer ningún comentario al respecto, estaba suficientemente destrozada como para darle el tiro de gracia. La pasé hasta mi habitación para que se pudiera desahogar sin tener la presión de medirse por la presencia de la amiga con la comparto la casa. Lloró sin poder detenerse por un largo rato, decía cosas sin sentido pero no hablaba de la experiencia que supuestamente acababa de ocurrir y yo la dejé llorar sin presionarla para que me contara.

Cuando la noté un poco más tranquila, me atreví a preguntar y fue como si le hubiera expresado el peor de los insultos, se salió de sus casillas y comenzó a culparme por todo lo malo que ha pasado en su vida, especialmente por su soledad. Mientras la escuchaba hablar y decirme que nunca me iba a perdonar, yo sólo podía repetir para mi misma -tenías que tocar fondo para darte cuenta de que si nadie quiere estar cerca para ti, es porque la del problema eres tú, no todos los que te rodeamos- pensaba que al fin había llegado el momento en el que ella iba a poder cambiar, a corregir sus errores e intentar ser una persona feliz, pero estaba completamente equivocada.

Tras escuchar cualquier cantidad de insultos y falsas acusaciones en mi contra, me di cuenta con mucha tristeza, que aquella idea sobre su cambio, era sólo una esperanza para mi, pues terminó gritándome con tal furia, que cayó en el ridículo, parecía que era la bruja mala de un cuento como Cenicienta o Blanca Nieves gritaba -no me importa que todos me odien por quererlos tanto y hacer cosas buenas por todos ustedes, al final, yo me voy a reír de todos-. Por un momento tuve que respirar hondo y contener mi carcajada, pero al comprender sus palabras, entendí con tristeza que esa frase terminó con cualquier esperanza de reanudar la amistad entre nosotros -jamás las cosas volverán a ser como en nuestra infancia- pensé con una profunda tristeza.

Empezó a gritar y a acusarme nuevamente después de un ataque de llanto que no podía controlar y cuando volvió a quedarse callada, me pidió que le diera una explicación sobre por qué me había alejado de ella, lo cual había intentado varias veces con anterioridad, pero todos mis esfuerzos fueron en vano. No acostumbra ser una persona que escuche a los demás, menos cuando se siente herida al escuchar la verdad sobre sí misma. Creo que esta sensación todos la hemos tenido, pero ella no acepta críticas, ni aún viniendo de su madre.

Le dije que me daba una hueva infinita volver a ese tema, habían sido ya tantos intentos fallidos, que la verdad es que prefería evitar un nuevo enfrentamiento. Pero al parecer, esto hizo que se exaltara más, comenzó a gritar de nuevo y a insultarme diciéndome que era una cobarde por no querer pelear con ella, la verdad no creí que esa plática tuviera algún sentido, siempre me ha parecido obvio el hecho de que si una persona no quiere volver a hablar contigo, es porque ya no tiene nada que compartirte o simplemente porque necesita distancia.

No dejaba de repetir esa palabra y de pedirme a gritos que la insultara, que la mandara a chingar a su madre, literalmente, que quería escuchar de mi propia boca que no quería saber nada más de ella, que le aventara algo, algún objeto. Intentó violentarme mil veces hasta que me hartó, no suelo responder a la violencia, por lo general, prefiero hablar con la gente, decirle lo que pienso y el por qué de mis enojos o alegrías. Suelo ser una persona ecuánime, confío en la franqueza y en la honestidad, no le di el gusto de exasperarme.

Respiré profundamente y le expliqué que no encontraría lo que estaba buscando, que yo no acostumbraba pelear a gritos y madrazos, no cre que sea la mejor forma de resolver las cosas. Le pedí que moderara su tono de voz y su forma de dirigirse a mi, que estando en mi casa, nadie tenía el derecho de gritar porque ahí la gente habla, se entiende e intercambia cosas con sentido, que las reglas son no pelear, sino llegar a acuerdos, a respuestas.

Se molestó tanto, que comenzó a imitarme, hizo uso de todo su sarcasmo y más, para poder dirigirse a mi "con respeto", empezó a dar vueltas y vueltas sobre una misma idea hasta que consiguió sacarme de mis casillas, me levanté de la cama y le dije que era suficiente:

-no vas a encontrar lo que veniste a buscar, ya te lo dije y como no vamos a llegar a nada, porque nunca llegamos a nada, te pido que te vayas de mi casa en este momento, no tienes nada que hacer aquí, no eres una persona que aporte nada positivo a mi vida y por lo tanto, no te quiero en mi vida, véte, en este momento, te pido que te vayas-

Me miró confundida, su expresión me dejaba ver que no distinguía si hablaba en serio o sólo estaba bromeando, me miraba como esperando a que le dijera que no era cierto lo que acababa de pedirle, pero yo no juego en ese tipo de situaciones, no soy agresiva cuando pido cosas así, pero hablo muy en serio. Ella no lo podía creer, no daba crédito a lo que acababa de escuchar, comenzó a gritarme que no se iría y no se levantó de mi cama, estaba aferrada a ella como esperando a que yo tuviera a bien levantarla, pero quise evitar cualquier tipo de contacto para no provocar ningún enfrentamiento.

Al darme cuenta de que su terquedad también iba en serio, abrí la puerta y le llamé a Sus, mi roomate y le pedí que me apoyara para correrla de la casa, que se lo había pedido un par de veces, pero que no accedía a irse. Al ver esto, se levantó de inmediato y me dijo -¿Qué, me vas a echar a Susana? ¿no puedes tú sola conmigo? ay, pobrecita-

Me irritó tanto su actitud, que le contesté que sí, que esa era casa de las dos y que si lo que ella necesitaba era que Susana le pidiera irse, pues que recurriría a ella, Susana me apoyó, le pidió que se fuera y entonces ella entró al baño, se tardó demasiado tiempo mientras mi amiga y yo nos reíamos en silencio, especulando sobre su tardanza en el baño y lo que pasaría si decidía quedarse ahí adentro sólo por molestarme. Le pedí que la acompañara a la puerta, pues yo no quería volver a saber de ella y accedió amablemente.

Continuábamos especulando sobre llamar a la policía o a sus padres, cuando salió del baño, se paró frente a mi pero muy cerca de mi habitación y me pidió que habláramos cinco minutos más a lo que yo respondí con voz firme mientras cargaba a mi perro y le acariciaba la cabeza -no más, quiero que te vayas en este mismo momento-. Se enojó tanto que tomó sus cosas, salió acompañada por Susana y antes de cerrar la puera de la casa, me miró y me dijo -sólo quiero que sepas que por mi, te puedes ir a Chingar a tu madre...

La miré a los ojos mientras me lo decía y sólo emití una leve sonrisa después de escuchar lo que acababa de decirme, no sé por qué no me extrañó que dijera algo así. Será que en el fondo siempre conocí su naturaleza baja y pobre, falta de criterio y sumamente vulgar, sólo que nunca esperé a que las cosas terminaran así entre nosotros.

Muchas veces escuché a varias personas pedirme que me alejara de ella, que era una amistad nociva, que había demasiada envidia de por medio en lo que aparentaba ser un cariño tan protector, que sentía que me asfixiaba. Con el tiempo entendí que sus "temores" a que yo sufriera o tuviera "malas experiencias" no eran más que odios y envidias por querer vivir y sentir lo que me pasaba a mi.

Nunca fue una persona agraciada ni físicamente, ni en su forma de ser, la gente no la aceptaba tan fácilmente y las personas más cercanas a mi, por lo general la veían como una mujer repulsiva, ahora entiendo que es porque me quieren y veían en ella una amenaza hacia mi. No les gustaba que estuviera a mi lado porque no me traía nada bueno.

En fin, me da tristeza que una supuesta amistad de tantos años haya terminado tan miserablemente, nunca esperé correr a alguien de mi casa y mucho menos que fuera ella, la persona que me acompañó durante años y años a lo largo de mi vida... y ahora entiendo que todo fue una gran mentira.

7 de agosto de 2009

Palabrería...

Hace unos días, publiqué en mi facebook que me cagan las personas que utilizan anglicismos para todo y los sostengo. Estoy de acuerdo con el hecho de que el desarrollo tecnológico nos ha obligado a utilizar términos para definir conceptos relacionados principalmente con los medios electrónicos y de alguna manera, nos hemos visto forzados a tener que incorporarlos a nuestro lenguaje debido a que en muchas ocasiones, no existe una traducción para ellos o que al ser traducidos a otro idioma, resultan faltos de sentido.
Aún así me parece que últimamente hay quienes han abusado del uso de los anglicismos para expresarse -¿moda? ¿cliché? ¿querer demostrar pertenencia?- no sé...
Finalmente el propósito de esta entrada no es profundizar en las razones; por el contrario, es la de crear una sección en donde expongo mis propios usos de las palabras que sé que aunque no son del todo correctos, por lo menos es más divertido y disfrutable porque aún así, siguen siendo en español o sarcásticamente en otros idiomas.
Quisiera aclarar y lo hago porque algunas personas seguro no estarán de acuerdo conmigo, que no estoy en contra de practicar y acercarse a otros idiomas, pero es muy diferente aprenderlos por un interés cultural, a utilizarlos para sentirse "muy acá" como creo que sucede con la gente sobre todo de mi generación.
Este hecho es en particular lo que más me molesta, como me molesta la gente que ha vivido en otros países del mundo y regresa a México renegando de nuestra cultura y elevando las otras que ha tenido la oportunidad de conocer, para esconder la frustración de no haber podido quedarse allá.
A continuación, enlisto lo que he llamado "gabylismos" y que no son más que mis formas muy particulares de apropiar el lenguaje. Es preciso señalar que por el momento es demasiado corta, pero que a medida que vaya encontrando diferentes formas de usar las palabras, se ampliará:
Desconfiable
Bitchen (que según yo es como bitch pero en alemán)
Cochicerdo
Wey
Enjuro (es algo como "conjuro")
Me agrada el lenguaje "mauriciano" (en honor a Mau)

6 de agosto de 2009

La esencia de un músico

Para todos los músicos que llenan mi vida...
Leyendo un artículo sobre "las leyendas del rock" de los años 60 entendí que la música no es sólo un medio de expresión, va más allá de eso. Es un estilo de vida y al mismo tiempo, una forma de entenderla, es comunicación, ideología y a al mismo tiempo, identidad. La música, elemento para el disfrute de las personas en general, no se reduce al instante en el que uno escucha, es tan amplia como su varidead de estilos y géneros. Los músicos no hacen música sólo para divertir a otros, y menos aún aquéllos que han estudiado, que tienen creencias y valores bien fundamentados en todo un bagaje cultural y social. Se ponen a sí mismos en situaciones que les permiten conocer el mundo y a la gente desde su intensidad para después comunicarlos con su voz, sus manos, su aliento y su cuerpo. Son personas en extremo sensibles a quienes en muchos casos, la vida les representa un dolor eterno, pero al mismo tiempo, la mayor felicidad, siempre y cuando puedan estar en contacto con el mundo a través de su trabajo, lo más valioso que tienen.
Conozco a muchos músicos y hasta hoy, no terminaba de entenderlos, pues su estilo de vida es completamente distinto al mío, aunque no así su forma de pensar, de entender la vida, de adentrarse y asumir sus sentimientos. Me gusta verlos tocar sus instrumentos porque tal cual, son una extensión de su corazón.
Admiro verlos con los ojos cerrados y los oídos bien abiertos vibrando junto con la música amplificada en el lugar en el que se presentan. Su conexión no es con su público, el momento de tocar es estar en contacto con el alma, con su ser interior, por eso son apasionados, buenos amantes, susceptibles.
Son personas excesivamente vulnerables a lo que pasa a su alrededor.Por eso se les mira siempre serenos, callados y distantes. No por temor a que algo los lastime porque viven con el corazón abierto, sino porque constantemente observan y escuchan, no sólo con sus ojos, ni sólo con sus oídos, sino con la piel. Cualquier cosa representa para ellos una exaltación de sus sentimientos. Siempre prestan atención en los más mínimos detalles porque para ellos representan los más profundos sentimientos.
Son personas sencillas que disfrutan de los momentos y experiencias de forma muy distinta a otras personas. Diría que no caen en convencionalismos, pero hasta en su mundo hay patrones establecidos. Manejan códigos propios que sólo otros músicos pueden leer. Son seres que transitan y conviven con los demás, pero cuyas mentes y corazones habitan en una realidad donde los sonidos, las partituras y las métricas son su lenguaje traducido en música, en la misma música que se transforma en recuerdos y experiencias para otros.
Es un mundo aparte al que sólo pueden tener acceso quienes en mayor o menor medida, comprenden este lenguaje, mismo que explican y comparten a los que manifestamos un gran interés por conocer.
Sólo que hay algo muy cierto en todo esto, uno puede admirar a un músico, ser un gran conocedor, pero jamás podrá ser uno de ellos, cuando se es sólo espectador, aunque ellos digan que cualqueira puede hacer música, lo cual para mi es algo difícil de creer, pues no todos tenemos el don de la sensibilidad.
Creo que todos estamos hechos para algo, pero no cualquiera puede ser músico. Este post no es más que un reconocimiento con gran respeto y admiración a los músicos, es un agradecimiento por ser los mejores compañeros durante la vida cotidiana.

Humor del día: completamente hormonal

Son las 9 de la mañana y ya estoy harta

Apenas son las 9:30 de la mañana y ya necesito un trago

Padeciendo los estragos de la sobredosis de cafeína, pero ¡¡¡NECESITO más!!!

No soporto cuando P empieza a actuar como si fueral el centro de atención, es así de -niñita, ya bájale, tú no eres el centro de atención, el centro de atención soy yo!!!!-

Tomando las cosas con humor XD

¿Qué PEMEX?

Luego luego a enseñar la marca registrada

Tampoco puedo ser “tan perfecta” (exclusivo para mujeres)

Cambiaría a cualquier persona por todos esos vestidos, TODOOOSSSS

No hay mejor amigo que un buen par de tacones nuevos

No, si la gente no es mediocre, sólo es “realista”

Gabriela dijo a su (psico) terapeuta: nada más lo que queda de marzo y ya… como quede…


Gabriela respondiendo acerca de sus bebidas favoritas antes de dejar de tomar: sí, en realidad me gusta mucho el whiskey, prefiero el Buchanan's, pero como soy pobre, pues tomo Etiqueta Roja...

Pues sí... pero esos son los beneficios de ser adorable :D

Sobre la gente, el amor, el dinero y la vida

Es más de estrategia que de corazón

Seguro alguien llegará a ocupar ese lugar que tienes reservado

Tienes dos opciones: sentarte a llorar o hacer algo para cambiarlo

Cuando sientes que la vida te da la espalda, ve tras ella

Todo es temporal

Hasta cuándo y hasta dónde

El sentido común no es común a todos

Es tan falso como el surimi

La felicidad no debe ser un estado de ánimo, sino un estilo de vida


Mientras más piensas en las cosas que te desagradan, más incómodas se vuelven

A respirar hondo y a pensar positivo

La forma de escribir es lo de menos, lo que impora es la esencia de las palabras.

Tienes un campo abierto para salir corriendo y me tienes a mi... tú decides...

Lo bueno de las malas experiencias, es que al paso de los años terminan siendo una buena anécdota ;)

15 de julio de 2009

Hormonal

Hoy es uno de esos días en los que mi estado de ánimo depende de un frasco de pastillas.

Me hubiera encantado quedarme en casa, dormir un par de horas más para levantarme fresca, con excelente actitud y poder suspirar tranquila, inhalando una gran dosis de aire que me cargue de energía positiva, estirarme hasta casi tocar el techo de mi habitación y que truene cada una de las vértebras de mi espalda que últimamente se siente muy contraída.

Vestirme con ropa cómoda y tenis, hacer un poco de ejercicio, sudar todas las toxinas que he consumido durante las últimas semanas de muy diversas maneras. Darme un buen baño con agua fría para quitarme el calor de la humedad del clima y con ello, el sudor que por lo general no me incomoda, pero que llega a ser desagradable después de la actividad del día.

Salir a caminar un poco con el perro que ha vuelto a casa mejor de salud, pero que aún luce delicado por su pequeñez y por la calma que me transmite cuando me mira cazándome, mientras corre por todas las habitaciones, llevando y trayendo cada vez, un nuevo juguete.

Quisiera llevarlo a un parque grande, donde pudiera dar rienda suelta a su inquietud, jugar con otros perros que anden por ahí, soltarle su cadena, tirarme al pasto a leer un poco con los audífonos bien puestos mientras mi perro va y viene trayendo todo cuanto encuentra a la hora de realizar su papel de explorador.

Sentir el sol en todo su esplendor, iluminándome la piel y dejando su huella encima con un hermoso color, disfrutando de los cambios en los matices del cielo, viendo cómo las nubes tapan al sol amenazando con vaciarse encima de nosotros, pero después abriendo paso de nuevo al sol para que brille de una manera hermosa y a la vez un tanto asfixiante.

Regresar a casa y preparar una deliciosa comida, inventar una receta, abrir una botella de vino y sentarme en el sillón con música que complemente la exquisitez del momento. Darle de comer también al perro porque es demandante, recostarme, cerrar los ojos y poner la mente en blanco sin quedarme dormida pero sin inquietarme por algún pendiente ya sea personal o laboral.

Después de esa relajación, levantarme, arreglarme un poco y jugar de nuevo con el perro para después verme con algún amigo para tomar un café o un par de tragos, disfrutar una buena charla, recordar viejos tiempos y hacer planes para otros momentos de convivencia.
Regresar a casa, saludar a Rumi que como siempre está inmersa en su cibermundo y sentarme a ver alguna película de esas que sólo son para terminar el día con una buena sonrisa. Jugar otro rato con el perro y después ir a la cama sabiendo que mañana sí iré a la oficina, pero que hoy fue un día diferente.

Todo eso hubiera querido hacer hoy, así es como me hubiese gustado que fuera mi día...

Tomaré otra pastilla para terminar con mis pendientes, estar lo más tranquila y “de buen humor” que me sea posible y seré mujer de pocas palabras…

29 de junio de 2009

A mi alma gemela.

A veces quisiera que tus canciones fueran para mí, cada palabra, cada pedazo de corazón que dejas en las estrofas y en los sonidos que a diario llenan mi oído con la fantasía de lo que alguna vez fue.

Hoy estamos perdidos, distanciados, nos desvanecimos sólo así, en el vacío de lo absurdo porque así fue nuestra historia, escrita en la frialdad de lo irreal, de lo que no existe y de lo que nunca pudo ser, ni podrá ser.

Sólo gracias por haberme dado la oportunidad de conocer a ese ser tan mágico que habita en tu alma tan grandiosa, por tu espiritualidad, por la tranquilidad que transmitiste a mi persona con cada una de tus mágicas palabras.

Siempre fuimos esas almas gemelas que nunca pudieron coincidir en ningún lugar del universo, en otros tiempos tal vez, pero muy pasados, arrastrar historias pasadas a las nuevas vidas no permite avanzar al alma hacia donde realmente quiere ir, ni da ninguna libertad.

Como te escribí la otra vez, eres libre, completamente libre, gracias por todo lo que ya te dije renglones arriba y te deseo lo mejor, que encuentres lo que estás buscando… te amé, en algún momento de todos esos que construimos juntos, sentí amarte…

El llamado

Soñar es pasar por diferentes estados de ánimo, es desquitar tus más profundos enojos con la vida y con los otros, es dejar fluir tus más intensas pasiones, abrir la caja de los temores y dar rienda suelta a los terribles fantasmas que te aquejan, que te atormentan, a las culpas, los orgullos, las alegrías y los deseos, así es soñar.

Que alguien te hable en sueños es escuchar el pensamiento de otros, aquello que no se atreven a comunicarte no sólo en persona sino tampoco por otros medios, es conectar tu mente con la de alguien más, adentrarte en ella y buscarte a ti, encontrar el espacio que en ella ocupas y cómo te ve, cómo te percibe, qué tanto te ama o qué tanto te odia, si te extraña, si te quiere cerca. Unir los pensamientos con otra persona mediante los sueños es invocarse uno al otro, es llamarse en sueños mutuamente, decirse te necesito sin comprometerse pero al mismo tiempo actuando, y funciona por más que alguno de los dos se oponga a ello, funciona. Los sueños no mienten, nunca mienten, ante ellos nadie, ninguna persona puede negarse, es por eso que se escriben en el inconsciente, porque ordenan, nos llevan a tomar decisiones, a actuar.

Nos llamamos y ahora estamos escribiendo una segunda parte en esta historia ¿Seremos tan necios como para no entender que nuestros pensamientos están ligados? ¿Seremos tan tontos como para dejarnos ir nuevamente? Esperar es lo que nos queda, escuchar con paciencia qué es lo que nuestros sueños nos quieren decir…

¿Alguna vez te han hablado en sueños?

Es como si estuvieras viendo la realidad que a diario se te presenta frente a tus ojos, puedes percibir personas, movimientos, colores, texturas, sonidos, sentir, respirar el aire espeso de la ciudad, escuchar cómo pasan los coches y dejan una estela de sonido que cuando aún no desaparece ya hay otra que le sigue. Así son también las olas del mar, al reventar la primera inmediatamente viene la que sigue y el cuento es interminable, poco tiene que ver una cosa con la otra pero al final sí hay una relación, el paso del aire por el cual viaja el sonido y permite que llegue a tus oídos para que puedas escucharlo.

También esa sensación que acaricia tu piel sólo que una es más agradable que la otra, pues tiene la brisa del agua salada que aunque es poco agradable por la arena que se pega a la piel por el sudor del cuerpo pero aún así permite que haya destellos en los granos de sal que reflejan la luz del sol.

La otra por el contrario, es una sensación de ahogo, de asfixia, como cuando el coche va avanzando a toda velocidad y tú asomas la cabeza y el aire no te deja respirar no sólo porque golpea abundantemente sobre tu cara hasta saturarla, sino porque se respira humo, contaminación, gases malignos que no te permiten hacer ese acto tan natural que es respirar.

La respiración no es sólo una función vital y natural del cuerpo, lo es todo, aquello que te permite regresar a la calma tras un momento de desenfreno, enojo, aquellas veces en las que explotas y arremetes contra todo y contra todo, ahí te conviertes en torbellino, arrasando con todo lo que está en tu camino sin importar la destrucción que vayas dejando a tu paso, cuando regresa la calma, la respiración se hace pausada, pasas de bufar a algo tan leve que apenas te das cuenta que la llevas a cabo, tu pecho se expande y distiende para dar paso a la relajación, a la tranquilidad, es como haber llegado al lugar en el que querías estar, en el que te sientes seguro y tranquilo.

28 de junio de 2009

Bipolar

Para Xiana
Me despierto con un sobresalto, una taquicardia hace que mi corazón vaya a mil por hora, las manos me sudan y tengo mucho miedo. Mi respiración está completamente agitada, me cuesta mucho respirar y cada vez me siento más atemorizada. Intento levantarme apoyando mis manos en el colchón y siento la cama húmeda, la camiseta de algodón que llevo puesta está empapada y comienza a enfriarme la espalda.
En el silencio de mi habitación escucho un susurro que de principio no logro descifrar, pues la intensidad con la que trato de equilibrar mi respiración no me permite oír ni ver con claridad quién está en mi cuarto. Cuando por fin logro estabilizarme, me doy cuenta de que es mi voz repitiendo -me quieren matar- una y otra vez. Sé que soy yo, pero no siento el movimiento de mis labios...
Inquieta, comienzo a voltear en todas las direcciones posibles, pero la oscuridad no me deja ver, siento presencias en la habitación y no alcanzo a adivinar quién está conmigo pero no me genera ninguna confianza. Sigo sentada en la misma posición y por más que mi voluntad me empuja a levantarme de la cama, mi cuerpo no responde. Empiezo a temblar y no logro distinguir si es por el frío que tengo o es el miedo de sentirme amenzada.
Ahora que recaigo, no sé en qué momento me quedé dormida, el último recuerdo que tengo es que estaba en la sala de mi casa pintando, las lágrimas no dejaban de derramarse por mis mejillas de manera involuntaria. Mientras continuaba con la colección que ahora estoy preparando para mi próxima exposición.
No dejaba de pensar en él, entre mi depresión, escuché que tocaron a la puerta y el sonido de la mano golpeando contra la madera, me hacían sentir intranquila, dejé mi paleta sobre la mesa y me acerqué lento, miré a través de la mirilla, no vi a nadie, seguían tocando y pregunté quién era.
La voz que me respondió era la suya, sólo que estaba disfrazándola para que no pudiera reconocerle, me dijo que era el vecino del piso de arriba, no le creí y le pedí que se fuera, no logré disuadirlo, se alteró y comenzó a gritar como siempre lo hacía cada vez que intentaba alejarlo de mi vida. Gritaba enojado, cada vez más hasta llegar al punto de la neurosis, yo no dejaba de repetirle que se fuera, que ya no había motivos para estar juntos, que necesitaba paz en mi vida y que si me quería, se alejara pero no le importó.
Sus golpes contra la puerta eran cada vez más fuertes, azotaba su cuerpo contra ella hasta derrumbarla, cuando lo vi entrar enfurecido, corrí a esconderme detrás del lienzo que estaba montado a la mitad de la sala. Su furia no le permitía encontrarme y sólo gritaba mi nombre enojado, con la rabia transformando su rostro. Una expresión bastante conocida para mi, pues era la misma que siempre se encendía en él cada vez que me desmayaba agotada por los medicamentos o cuando le pedía que nos quedáramos en casa porque no me sentía bien.
El testereo del caballete delató mi escondite, se dirigió a él, quitó el lienzo que estaba pintando y lo azotó en el sillón, me tomó de un brazo y me estrechó bruscamente hacia él, cuando estuve lo suficientemente cerca de su rostro, comenzó a llorar y a suplicarme que volviéramos, que no podía vivir sin mi, que no le diera fin a nuestra historia. Ahora parecía otra persona, su voz adquirió un tono muy dócil pero no lo suavizó.
No paraba de hablar y llorar al mismo tiempo, sus palabras me lastimaban y tenía ganas de vomitar. Cuando por fin el llanto ahogó sus palabras, le expliqué que no debíamos estar juntos, que nos hacía daño y que además, mi enfermedad estaba cada vez más avanzada. Yo no quería condenarlo a cuidar a una loca pero esto en vez de tranquilizarlo y hacerlo entender, pero parecía no escuchar lo que yo le decía, su furia lo cegó de nuevo.
Al pedirle que se fuera de mi casa, me tomó por los dos brazos con mucha fuerza, mayugando mi piel pero más el alma, empezó a gritar de nuevo, me dijo que no le importaba que estuviera enferma si eso era justo lo que lo mantenía a mi lado, que yo era la única persona que podía entenderlo porque él también estaba enfermo. Enfermo de nervios, de rabia contra la vida que le había tocado vivir, la adicción de su madre y la neurosis de su padre, una pésima combinación.
Yo forcejeaba intentando soltarme, y esto hacía que me sintiera cada vez más débil, un desmayo se avecinaba, trataba de luchar en contra de eso y por más que trataba de tomar fuerzas, no podía. Él no cedía, al contrario, cada vez que yo trataba de escaparme , me apretaba más para no dejarme ir, como si eso le asegurara que en algún momento yo diría que sí a su petición...
Sigo sin poder levantarme de la cama, me he tranquilizado, mi corazón ha vuelto a su ritmo natural y mi respiración se ha normalizado, siento que se mueve a mi lado, levanta la cabeza y me pregunta -amor, ¿estás bien?- yo lo miro y al ver sus ojos, siento una infinita paz, mientras le respondo -sí, mi vida, sólo fue un mal sueño-, él hace un gesto de molestia que logra disfrazar con su hermosa sonrisa para luego decirme -ven, te arruyo para que puedas dormir- me aprieta contra él y el temblor desaparece. Yo le pido que me espere, por fin puedo levantarme y voy a la cocina con el pretexto de que necesito tomar un poco de agua, pero realmente es para asegurarme de que verdaderamente todo fue un sueño.
Al llegar a la sala, me dirijo hacia el caballete y veo el lienzo intacto, la puerta de la casa cerrada y la paleta sobre la mesa, entro al baño y no puedo evitar llorar, sólo que lo hago en silencio para que no pueda escucharme, esto provocaría una pelea entre nosotros y no tengo fuerzas ni ganas de discutir con él.
Me atacan los mismos sentimientos de siempre cada vez que tengo una crisis de estas, la impotencia de no saber cuál es mi realidad me pone mal, cada vez es más inquietante esta incertidumbre -mi mente es mi peor enemiga- otra vez tengo miedo -no quiero vivir así, ya no más y menos con él a mi lado, no me ayuda en nada, no puedo estar mejor-...
Respiro profundo tratando de tranquilizarme, cuando por fin lo logro, vuelvo a la habitación, enciendo la luz para tomarme un tranquilizante y me reconforta ver que mi cama está vacía, sólo están las cobijas y mis cuadros con los personajes que yo misma he creado. Me recuesto y logro conciliar el sueño de inmediato...

27 de junio de 2009

Bien y de malas

Es sábado, me desperté a eso de las 10 o 1030, en realidad no recaí en la hora, no suelo hacerlo cuando llega un fin de semana que es más esperado de lo normal. En teoría, debí haberme levantado con muy buen humor y energía, todo afuera se dispone para ello y además, tengo planes...
No es raro en mi despertar de mal humor, de hecho es mi estado natural a la hora de abrir los ojos y saltar a la regadera, con frecuencia suele durar un sólo momento e irse desvaneciendo una vez que llego a trabajar y observo una cara amiga.
Esta mañana no ha sido la excepción, sólo que fuera de alcanzar el buen humor después de unos instantes y de haber hecho algunas cosas, como ir al baño, salir a respirar aire fresco aunque sea para comprar cosas para el desayuno, mi mal humor no logra desaparecer.
La chica que atiende en la panadería, al igual que la mayor parte de los empleados del género femenino en esa tienda, parecen odiar su trabajo, tienen muy poca disposición y actitud de servicio. No digo que sea un trabajo demasiado agradable o en realidad no lo sé, alguna vez me tocó atender un ciber café y siempre intenté hacerlo de la mejor manera, no por la gente, sino por mi. La diferencia es que mi trabajo representaba una actividad veraniega que además, me dejara un poco de dinero para solventar mis gastos y actividades de fin de semana con los amigos.
Llego a la caja y de nuevo me encuentro con la misma situación, la niña/adolescente que empaqueta las compras, me pone aún peor, pareciera ser un zombie deambulando por el pasillo y muy poco pendiente de quienes estábamos saliendo de la caja. No fue hasta que la gerente le dijo que yo requería una bolsa, que se acercó a dármela. No tenía expresión alguna en su cara, ni si quiera me miró y en el momento que tomé la bolsa con mis cosas adentro y le dije gracias, dirigió sus ojos al piso, lo cual me irritó aún más. En un momento pensé en no darle propina, además no tenía cambio, quería darle sólo un peso, pues llevaba tres cosas nada más y eso sólo para no verme tan mal, pues al final, no culpo su actitud.
A su edad, yo despertaba los sábados más tarde, no tenía que preocuparme por ir a trabajar, sólo por planear la salida del día, ir al cine, qué película ver o si tenía tarea pendiente, pues hacerla.
Terminé por darle una moneda de dos pesos, primero la miró con desconfianza en mi mano, después la tomó, se le quedó viendo para ver de cuánto era y me dijo con voz seca y opaca -gracias- un gracias que hubiera preferido no escuchar, pues esto hizo que mi mal humor se intensificara, estuve a punto de decirle algo como -si no la quieres, dámela... y yo que tú me regresaba a mi casa porque aquí creo que no estás cumpliendo con tu trabajo- preferí callarme para no armar un escándalo, sólo respiré hondo y me mordí la lengua cuando me di cuenta de la pequeñez del detalle.
Salí del supermercado acelerada aún y con ganas de enfrentarme con alguien, en vez de tratar de olvidar lo sucedido en la tienda y darme cuenta de que el sol, a diferencia de ayer está en todo su esplendor y que el calor que está haciendo, es justamente el clima que más disfruto, el que siento que me pone de muy buen humor y que además le hace bien a mi piel.
En vez de ver aquello, fui alimentando mi coraje y enojándome más sin ninguna razón. Al entrar a la casa, me dispuse a prepararme de desayunar, sin tener en claro qué quería, cuando de repente, empiezo a actuar con una enorme torpeza, tiro la mitad del café que había en el frasco, y por consiguiente, me pongo de peor humor. Decido que no voy a levantar nada, ni a limpiar nada en el momento, no quiero que me sigan pasando cosas por hacerlas bruscamente. Prefiero sentarme tranquila, beber mi taza de café y tratar de relajarme para no hacer más tonterías.
Al darle vueltas al asunto de mi mal humor matutino del día llego, a la conclusión de que estoy muy distraída, la causa... la sé, pero no quiero aceptarla.
La gente en el súper siempre actúa igual, la gente en la calle siempre te mira según la impresión que generas en ellos, los días lluviosos llegan todos los años, que el café se te caiga de las manos y se esparza por todo el piso de la cocina, no es común, pero llega a pasar, aunque no siempre se trate del mismo producto. Todo lo que me ha tocado esta mañana sucede con frecuencia, el punto es, que hay algo que me está afectando y hace que lo que me pasa, se vea sucio, oscuro y de mal humor.
Ahora me siento mejor, todo se ve según como te sientas por dentro.

¿Para qué escribir un blog?

Hasta hace poco pensaba que escribir un blog no tenía el menor de los sentidos, incluso dejé perder un dominio pagado en internet, donde muy esporádicamente posteaba algunos escritos sobre experiencias tanto mías, como de otras personas. No eran precisamente cuentos, sino descripciones sobre experiencias, sentimientos e ideas que intentaban explicar lo que en algún momento se vivió y que por alguna u otra razón, no se pueden entender en el instante en el que se viven.
Hoy vuelvo a intentarlo con el fin de compartir fragmentos de mi vida, de lo que soy y de lo que me aportan día a día otras personas, creo que ese es el motivo por el cual la gente bloggea, porque sabe que tiene algo que decir a los demás (o en todo caso así lo cree), sin importar los temas de los que hable.
A partir de la lectura de blogs de amigos y específcamente de un escrito que Rumi (una persona sumamente especial para mi), posteó acerca de algo que yo compartí con ella y los comments que le dejaron, fue que descubrí que mi resistencia no era otra cosa que temor a no ser leída.
Este hecho cambió completamente mi perspectiva al respecto de escribir o no en un blog, ahora creo que sin importar que la gente te conozca o no personalmente, así como del uso que le demos a estos espacios, la necesidad de expresarnos es lo que permite no sólo el desahogo personal, sino la retroalimentación y la apertura a conocer distintas formas de pensar, de comprender y sobre todo, de dar sentidos diferentes a las visiones particulares que suelen ser un poco cerradas o muy subjetivas, cuando nos encontramos en situaciones de angustia, estress o enamoramiento, es decir, cegados por los sentimientos y sensaciones que éstas nos producen.
Green tea en la intimidad no pretende ser un diario personal, ni una autobiografía, sino un lugar donde puedes encontrarme a mi y a mis pensamientos, la puerta siempre estará abierta a la opinión y el intercambio de ideas y temas que te interesen. Pienso que nada enriquece más a una persona, que el debate, así como el darse la oportunidad de conocer a los demás.
Considérate parte de este sitio y espero que sea un lugar donde encuentres cosas que puedas agregar a tu vida, nada me haría sentir más satisfecha, que dejar algo en ti.
Bienvenido.